Me ha parecido bien comenzar este apartado de Salud con el tema de las emociones porque de ellas depende gran parte de nuestra salud interior y por consiguiente de la exterior.
Hace años, cuando nació el maravilloso libro de Daniel Goleman “Inteligencia emocional”, sentí la importancia de éstas para gozar de una buena vida y sobre todo, sentí la importancia de enseñar a los niños en las escuelas esa sabiduría para que pudiesen controlar de forma equilibrada dichas emociones, enseñando, por ejemplo, a los niños a meditar o a pararnos en medio de uno de esos torbellinos emocionales antes de que el cerebro ordene llevar a cabo una barbaridad, se convierta en permanente o devore nuestras vidas. Aquí me paro un instante para hacer hincapié en la importancia de la Educación, no en vano es el tema al que se dedicó en los últimos años de su vida el gran psiquiatra y terapeuta transpersonal Claudio Naranjo, mi referente en cuestiones psicológicas y espirituales.
Desde aquí, mi absoluto aprecio y admiración también a los Maestr@s de nuestras vidas ,los actuales y los que marcaron nuestra infancia con su ternura y su dedicación. Ahora mismo recuerdo las caras, los nombres y el cariño de los que me tocaron a mi y a los que dedicaré un post sin duda, pues qué mayor contribución a desarrollarnos como individuos sanos que contar con su sabia orientación en las tempranas edades de la vida en la que somos tan vulnerables ante cualquier desatino.
Seguimos. Las principales emociones básicas son la alegria , el amor, la rabia, la tristeza y el miedo.
Centrémonos en el Miedo.
MIEDO es una de esas palabras denostadas que como casi todo en esta vida tiene también su lado positivo. Con más o menos acierto, nos enseñaron , tanto en casa como en la calle o en las escuelas, a tener miedo desde que éramos bebé.
.
Tener miedo CONVIENE CUANDO CONVIENE y si no, leed lo que os cuento a continuación, hecho verídico donde los haya, vivido y sentido en carne propia.
Estaría yo entre los 10 años u 11 años y fuimos de excursión con el Colegio.
Hasta ahí maravilloso. Nos llevaron a donde nos tenían que llevar, a trotar por la naturaleza y a desfogar la energía que teníamos en esos años de la preadolescencia.
¿O no nos tenían que haber llevado?.A ese sitio desde luego que no. Alguien cometió el fallo (También los Maestr@s a veces fallan) de no asegurarse del lugar en que nos estaban metiendo. En concreto en un prado lleno de toros bravos que pastaban indiferentes y aparentemente tranquilos, pero mirándonos de soslayo los muy suavones. Hasta que a uno de ellos le dio por emularnos y comenzó a fogar sus energías acumuladas..
El caso es que uno de los animales no tuvo otra cosa mejor que hacer que enfilar hacia mí. Precisamente. Y eso que siempre he sido persona con mucha suerte, pero ignoro por qué, este minotauro me eligió. Y me sentenció.
Créeme que sentí tanto miedo que todavía al rememorarlo me estremezco. . En algún lugar recóndito de mi memoria hay células que han guardado ese dramático recuerdo en verde y negro y vuelve el terror cada vez que recuerdo aquella escena. Negro como el toro y mi porvenir y verde como la probable salvación, un árbol que divisé a lo lejos y al que me encaminé cuando ví que no quedaba otra escapatoria y al que logré subirme aún no sé cómo.
¡Que bien me vino sentir miedo ,mucho miedo y qué bien me vinieron los resortes que pone la naturaleza a nuestra disposición para casos como este¡..Ignoro cómo fui capaz de correr tan rápido y de encaramarme a la copa .Una asombrosa habilidad que hasta entonces desconocía por completo y que sin duda me salvó la vida. Y seguramente la de algún que otro compañero. Mientras yo permanecía allí arriba expectante y latiéndome el corazón a quinientos mil por hora, la clase entera, incluidos los responsables de nuestra seguridad, se pusieron a buen recaudo hasta que ( esos detalles ya no los recuerdo ) llegó el rescate.
Así pues, todo este rollo lo cuento para transmitir lo vivido en carne propia sobre lo interesante que resulta tener sobre nuestros riñones unas cápsulas llamadas suprarrenales, que segregan adrenalina y cortisol y nos ponen en modo alerta y cuyas funciones, entre muchas otras, es salvarnos la vida.
Pero claro, me pregunto qué pasaría si en la vida real fueses perseguid@ por un toro 40 veces al día. Pues que el cortisol no daría abasto a segregarse y las taquicardias y otros males traerían consecuencias desastrosas para nuestra salud . Lo que se dice un aluvión de stress llevado al extremo.
Es, pues, él miedo una emoción con doble vertiente. Una es salvadora y te pone las pilas.; toda la sangre se acumula en los músculos y en el esqueleto para que corras como un gamo .La otra , esos toros cotidianos, los del día a día, si no los gestionamos bien, nos pueden arruinar la salud y la vida .Así es que hay que estar muy atentos. Sobre todo atentos a lo que pensamos. El pensamiento basura, ese pesimista y obsesivo, es el que nos atrapa y nos perjudica, porque es el origen de esas emociones negativas de las que estoy hablando.
No solo el miedo, cualquier emoción negativa nos hará sentir mal y desencadenará , sin ninguna necesidad, una respuesta crónica, una creación de cortisol que podrá desembocar en una enfermedad.
Continuaré hablando de este tema , este de las emociones, que considero es tan interesante. Espero que estés de acuerdo conmigo y si lo deseas haz tu aportación en los Comentarios.
Buenas noches amig@